Un desconocido
Me confiesa, ya al final, cuando el tiempo no deja posibilidades de alcanzar la intimidad, que ha tenido que resistirse para posponer, divertir, engañar, el deseo y la tentación. Me quedan dudas de sí es verdad o si es el deseo de corresponder con una gentileza a las que yo he tenido estos días.
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Las razones de dicha resistencia a su deseo no me las explica. Algún gesto de la boca me hace pensar que son razones morales. Que se resiste a hacer el amor con un desconocido a la segunda noche de haber tomado unas cervezas.
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Y un desconocido con quien la relación, treinta años mayor que ella, es contra natura. Un desconocido que se declara abiertamente polígamo. Un desconocido que del que le separan unas diferencias sociales marcadas por la explotación. Un desconocido que proviene de una cultura colonialista de dominación.
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Pero esa actitud moral, con todos esos argumentos para reforzarla, determina que pierden ambos un regalo, uno de los pocos, que les hace la vida. Y esa actitud moral impide que vivan ambos horas de pasión, de intimidad, de ternura, de amor... capaz de integrar en un absoluto las edades, las fidelidades, las fracturas sociales, las patologías nacionalistas.
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Pero las inhibiciones morales introducen un desencuentro en el que él no comprende los rechazos de su piel, de sus labios, y ella interpreta sus caricias como violaciones a sus deseos.
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Y mientras el tiempo transcurre, uno a uno los preciosos minutos se desgranan, uno a uno los segundos de oro se vierten, el tesoro que ambos han tenido entre las manos se escapa entre los dedos sublimes pero inexpertos.
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Y queda el amargo sabor de lo que pudo haber sido...
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Las razones de dicha resistencia a su deseo no me las explica. Algún gesto de la boca me hace pensar que son razones morales. Que se resiste a hacer el amor con un desconocido a la segunda noche de haber tomado unas cervezas.
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Y un desconocido con quien la relación, treinta años mayor que ella, es contra natura. Un desconocido que se declara abiertamente polígamo. Un desconocido que del que le separan unas diferencias sociales marcadas por la explotación. Un desconocido que proviene de una cultura colonialista de dominación.
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Pero esa actitud moral, con todos esos argumentos para reforzarla, determina que pierden ambos un regalo, uno de los pocos, que les hace la vida. Y esa actitud moral impide que vivan ambos horas de pasión, de intimidad, de ternura, de amor... capaz de integrar en un absoluto las edades, las fidelidades, las fracturas sociales, las patologías nacionalistas.
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Pero las inhibiciones morales introducen un desencuentro en el que él no comprende los rechazos de su piel, de sus labios, y ella interpreta sus caricias como violaciones a sus deseos.
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Y mientras el tiempo transcurre, uno a uno los preciosos minutos se desgranan, uno a uno los segundos de oro se vierten, el tesoro que ambos han tenido entre las manos se escapa entre los dedos sublimes pero inexpertos.
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Y queda el amargo sabor de lo que pudo haber sido...
1 comentario
PaquiLou -
Ya te encontré....no sé cuándo leeras esto, problablemente, te llevará tu tiempo....eres el tipo ideal, para dejarse llevar...Un beso.