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Mujeres - Diosas

Denisse: Polvo de Mariposa...

Denisse: Polvo de Mariposa... Polvo de Mariposa...
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Pequeña, suave, tierna... vuela su vida como una mariposa. Pero las gotas de lluvia sobre sus alas no la han dejado alcanzar el vuelo que su fantasía anhela.
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Vive la vida con una mezcla de racionalidad y equilibrio. Consciente de que no ha tenido el regalo del capital formativo. Pero eso no le amarga su condición, e impregna todo su mundo con poesía y ternura.
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Burguesía media bogotana, sin recursos para la universidad, explotada desde los 12 años en un comercio familiar. Pero consciente que desde el barro en el que están sus pies, se puede mirar a las nubes, y, algún día, se puede incluso volar.
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Manos finas, tez blanca, rasgos de muñeca de porcelana, ojos inteligentes sin violencia, torso de 15 años y piel impoluta de bebé.
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Lucha por encontrar una respuesta emocional en un mundo que no se ha dado cuenta de que ella existe. Una relación de entrega platónica desde los 15 a los 20. Que se rompe cuando ella le confiesa a él la dimensión de su amor, y le demanda un compromiso emocional al que él no responde.
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Embarazo equivocado, con un hombre que no ama, y con el que intenta convivir para dar un marco a su hijo. Tomas, 9 meses, centro hormo-emocional de sus referencias vitales.
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Hace un mes rompe con el padre de Tomas, y conoce por la web a un catalán de 43 años, y un madrileño de 51. Se debate su emotividad entre la poética aparente de una relación posible con el primero, y la imposible distancia de la potente cabeza del segundo.
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Madrid la siente con el olfato, la escucha con sus entrañas, la come con la mirada y comprende la sólida fragilidad de un alma que ha recibido zarpazos, pero que a pesar de ellos, mantiene la poesía de la vida.
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Se encuentra ante una mariposa, atada al suelo por las gotas de lluvia que han caído sobre sus alas, y que espera de algún rayo de sol que las seque, para poder emprender el vuelo. La mira, la admira, y siente el impulso de cogerla para hacerla más suya, para aprender a volar con ella.
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Pero sabe que cogiendola tocara el polvo de sus alas, y será el principio de su muerte. Contiene el impulso, lo vuelve a tapar, pero el impulso tiene tal fuerza que la llamada supera su capacidad de resistencia. Se engaña con la excusa de dejar en la mariposa la decisión de acercarse a sus manos. Trampa mortal para una mariposa ingenua, que desconoce la voracidad de los exploradores de mariposas.
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La mariposa se arrima, entrega su confianza, accede, cuando todos los bares han cerrado, a tomar la ultima cerveza de la noche en su habitación.
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El beso estaba anunciado. Fue recibido ambivalentemente. Sí, pero no. No, pero sí. Unos labios duros que progresivamente van integrándose y participando. Una cara que, al clavarse en el mentón, rehuye los besos que invaden la piel de sus mejillas, de su cuello, de su nuca, del lóbulo de su oreja.
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El sofá fue reaciamente sustituido por el borde sedente de la cama, y los milímetros de piel se fueron desvelando. Con enorme cariño y ternura por parte de él, nunca con deseo genérico, sino con la caricia del alma a flor de epidermis.
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Un pecho hinchado por un sujetador que oculta su adolescencia. Un pezón que se comporta como la puerta del éxtasis. Un vientre cóncavo que deja que la mano rampe por el monte de venus, alcanzando los labios interiores húmedos, y un pequeño clítoris duro. La caricia es rechazada, porque tiene connotaciones sexuales, todavía no deseadas. Desea mensajes de ternura que no sean ambiguos ni contaminados por esas connotaciones.
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La mariposa volaba, revoloteaba, en el aire denso de la habitación. Un aire que reflejaba la turbulencia de las pasiones y emociones que se estaban enfrentando en ese espacio, entre esos dos cuerpos.
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Él luchaba entre la fascinación... de la mujer que tenia ante su alma, y la culpabilidad... de la niña que tenia entre sus brazos. Ella luchaba entre la fascinación de la potencia de una relación imposible con el hombre que tenia delante, y la esperanza de una relación de futuro con un hombre oculto detrás de una pantalla de Internet.
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Y las cuatro posibles combinaciones, mujer y niña, potencia o futuro, se entremezclaban las unas con las otras, dibujando un mapa de emociones imposible de leer, pues el mapa se iba alterando a medida que avanzaba su lectura. Y ese caos de emociones se reflejaba en las miradas perdidas de ambos, que lanzaban gritos de ayuda y aullidos de cariño.
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Y las alas de la mariposa habían sido ya holladas por los dedos del explorador. Y el polvo en los dedos quemaba su conciencia con brasas dulces. Y el futuro quedó ahogado en un mar de puntos de interrogación.
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...Y a la mañana siguiente la mariposa, anonadada por la fuerza de los vientos que sus alas habían levantado, no supo tomar el vuelo, he intentó no ver los colores del arco iris, manteniendo los ojos cerrados en el caos tibio de su cama.

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